“Hay que leer para que las palabras de otros nos ayuden a encontrar nuestras propias palabras, las que aún no tenemos o las que, por tenerlas demasiado, nos suenan demasiado falsas, demasiado confortables, demasiado ajenas. Hay que leer para que las ideas de los otros nos ayuden a encontrar nuestras propias ideas, para que nos ayuden a separarnos de lo que ya pensamos, para que nos ayuden a pensar lo que aún no somos capaces de pensar (…) Se trata también, y sobre todo, de leer a aquellos que pueden ayudarnos a elaborar mejor el sentido de los que nos pasa y que pueden ayudarnos a ser más sensibles y más receptivos a esa alteridad cuya presencia nos desafía, nos incomoda y, a veces, nos exige una respuesta. De hecho, los seres humanos nos hemos dado muchos más lenguajes que los lenguajes de la ciencia y de la teoría. Hemos inventado el relato, la poesía, el cine, la música, la pintura, el arte, la filosofía, todos esos lenguajes sensibles a al experiencia, abiertos a la vida, todos esos lenguajes en relación con los cuales hemos ido aprendiendo a elaborar y a comunicar lo que somos y lo que nos pasa, el mundo en el que vivimos y nuestra manera particular de habitarlo (…) Leer implica insertarse en una cierta tradición lectora, en una cierta disciplina lectora. Y eso no se improvisa. Y nunca se consigue totalmente. De algún modo, siempre estamos aprendiendo a leer» (Larrosa, 2009: 192-193).
Buena reflexión para disponerse a buscar un tiempo entre las mañanas, tardes, tardecitas y noches de semi-descanso invernal…para aprovechar estos últimos días de «vacaciones -obligadas-de invierno»… Revisar nuestra propia biblioteca, recorrer las estanterias de las librerías, invertir en un libro como un muy buen autoregalo y…elegir el rincón adecuado, sillón cómodo, ropa cómoda, cafecito o mate y…el placer de la lectura!!! Buen programa, no?
Larrosa, J. (2009). Palabras para una educación otra. En Carlos Skliar y Jorge Larrosa, (Comp.). Experiencia y alteridad en educación. Rosario: Homo Sapiens.