Destaco la importancia de decir jugar y no juego, siguiendo la propuesta de Winnicott (1979), quien acentúa el carácter de «práctica significante» para la función de jugar, en tanto que juego remite al producto de cierta actividad, con determinados contenidos.
A soltar la imaginación y… a jugar a pensar junto con el niño que llega a la consulta por deglución atípica, respiración bucal, dislalias y demás, cómo podríamos dibujar su boca, labios, lengua. Van algunos ejemplos de niños en atención que figuran en Bereciartua, G. (2001). La representación como estrategia de intervención terapéutica infantil. Una experiencia clínica en trastornos miofuncionales. En Avances en Fonoaudiología, Año IV, Tomo VI, 4-8.
La lengua de Brenda
Brenda decidió dibujar su lengua muy contenta en una hamaca porque, según su opinión, es muy inquieta.
La lengua de Mariela
Mariela, quiso que dibujara su lengua bailando en un gimnasio con barra «porque es muy inquieta y le gusta bailar rock y hacer gimnasia con barra»
La lengua de Abi
Para Abi, su lengua como tiene mucha fuerza, la dibujamos con músculos en los brazos, porque «le gusta molestar a los dientes, empujarlos, escaparse por los agujeros de los dientes que se cayeron, también molestar a los dientes que van saliendo». Pero, además, la dibujamos en la cama, muy cómoda mirando T.V. y tomando un jugo, porque «cuando está quieta, le gusta estar muy cómoda en el piso de la boca.
La lengua de Natalia
Natalia, me comenta que su lengua se quiere escapar y los dientes no la dejan, por lo que se nos ocurre dibujar sus dientes muy enojados reclamándoles a la lengua que por culpa de ella tienen que ir a la ortodoncita y a la fonouadióloga.